miércoles, 28 de mayo de 2008

LA ALEGRIA ESTA DENTRO DE TI



En el Nuevo Testamento, Cristo dice: "Busca primero el reino de los cielos, y todo lo demás te será dado por añadidura". El reino de los cielos no es algún lugar lejano en alguna parte remota del universo; es un estado interior. Como lo es también la felicidad.
La mayoría de la gente dice: "Soy feliz porque... porque tengo una familia y amigos, porque tengo un trabajo estupendo, porque tengo dinero y seguridad". Todas estas razones para la felicidad son endebles; vienen y van como una brisa pasajera. Y cuando la felicidad nos elude, buscamos el placer a través de conductas adictivas con la esperanza inconsciente de que encontraremos la alegría que nos falta.Pero...
Las causas externas de la felicidad nunca generan alegría auténtica. La fuente interna de la alegría- nuestra conexión con nuestro creador, nuestra fuente, nuestro ser interior- es la causa, mientras que la alegría es su efecto.
Si has perdido el contacto con tu fuente interna de la alegría, si la felicidad que sientes tiene siempre su origen en circunstancias externas a ti, entonces estás a merced de cada situación que se te presenta. Este tipo de felicidad siempre resulta escurridizo.
La felicidad ya existe dentro de nosotros, pero a menudo esta completamente oculto por todo tipo de distracciones. De la misma manera que un bello amanecer puede quedar oculto tras las nubes, también nuestra felicidad interna está oculta tras nuestras preocupaciones cotidianas. Pero podemos aprender a elevarnos sobre las nubes del condiconamiento y redescubrir la fuente de alegría que hay en lo profundo de nosotros.
Al descubrir esta alegría comienzan a suceder cosas maravillosas y milagrosas.
Cuando nuestra vida es una expresión del estado interior de felicidad, descubrimos una inmensa reserva de fuerza dentro de nosotros. Esta fuerza nos libera del miedo y las limitaciones, y nos permite hacer realidad toda la abundancia a la que aspiramos. Esta fuerza nutre todas nuestras relaciones y hace que sean auténticamente satisfactorias. Incluso la naturaleza responde a nuestras intenciones.
En presencia de este misterio, no solo nos curamos a nosotros mismos, también curamos al mundo, y cuando nos transformamos, el mundo se transforma, porque nosotros y el mundo somos uno.
Basado en: "Poder, libertad y gracia" (D. Chopra)

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