viernes, 12 de febrero de 2010

Sobre los apegos

Hace un tiempo, cuando me encontraba inmerso en una situación personal profundamente difícil, donde por diversas circunstancias sentí que perdía rápidamente lo que me había costado tanto edificar, como por una situación mágica apareció de la nada una mujer con facciones envejecidas, cabello blanco, mirada profunda y una sonrisa... qué sonrisa... Jamás podría olvidarla: Era una brillante estrella en medio de la noche fría y oscura. Una noche que luego comprendería, había sido creada por mí.

Jamás hubiese pensado que esta mujer de aguda sonrisa y ojos brillantes venía a obsequiarme la que ha sido una de las mayores enseñanzas de mi vida. Aun lo recuerdo como si fuese ayer. Esa dulce pero decidida anciana colocando su temblorosa mano sobre mi hombro y susurrando a mi oído: "Tranquilo, fluye con la vida, no te resistas. Todo cambia y todo pasa". Esas sencillas aunque profundas palabras llegaron a mi corazón como una flecha ardiente para hacerme comprender que la vida no me estaba quitando nada, que solo aligeraba mi carga para proseguir mi camino con mayor ligereza y poder subir más alto y más rápido, también entendí que la vida es una danza salvaje pero maravillosa.

Esta sentida historia es una invitación a dejar los apegos y la culpa, es una invitación a seguir adelante, a danzar con la vida en la conquista de nuevas experiencias que te hagan crecer. Como dijo el poeta: "Lo pasado pasó", no queda más que agradecer a Dios y a las personas que te acompañaron en uno de tantos viajes que emprenderás, ya que gracias a ellos y a ese pasado que no debes juzgar, estas aquí, más grande, más fuerte, más vivo que nunca. Purificado y abierto a una nueva etapa que de igual forma será cambiable, variable, alterable, mudadiza, maravillosa, pues esas ondas vitales para la prosperidad hacen de la vida una divertida aventura hacia la maximización de tu ser.

Una realidad común en los seres humanos es la de quedarnos anclados a personas, sentimientos, hechos, del pasado, hundiéndonos en la culpa, odio, desgano, tristeza, desamor, desesperanza, incluso...la tan temida muerte, sin darnos cuenta que son lecciones, enseñanzas, que nos acercan a la felicidad plena.

Te invito entonces amigo, hermano, maestro, aprendiz, caminante, a rendirte con humildad ante estas situaciones que aún "te hacen daño" y aceptar, agradecer, perdonar y soltar. De esa forma podrás prepararte para abordar el barco hacia tu nueva aventura y desenganchar las anclas que te atan al viejo puerto...

Me gusta este planteamiento.... Solo falta saber cómo hacerlo y ponerlo en práctica...