martes, 8 de febrero de 2011

DEJAR IR LA CULPA

Sentirnos bien con nosotros mismos es una elección que hacemos. Lo mismo ocurre con el hecho de sentirnos culpables. Cuando el sentimiento de culpa es legítimo, actúa como una señal de advertencia, indicando que nos hemos salido del camino. Y ahí
termina su propósito.
Revolcarnos en la culpa les permite a los demás controlarnos. Provoca que no nos sintamos tan buenos. Nos impide fijar límites y tomar algún otro curso de acción sano para cuidar de nosotros mismos.
Podemos haber aprendido a sentirnos culpables habitualmente, cono una reacción instintiva a la vida. Ahora sabemos que no necesitamos sentirnos culpables. Aunque hayamos hecho algo que viole un valor establecido, el sentimiento prolongado de culpa
no soluciona el problema sino que lo prolonga. Así que, mejor repara el daño. Cambia una conducta y, luego, deja ir los sentimientos de culpa.
Hoy me dispongo pues, por completo, a dejar ir los sentimientos de culpa, apartarlos de mí y reemplazarlos con amor a mí mismo.

domingo, 6 de febrero de 2011

TEMPLOS DE DIOS


"Un cristiano es un tabernáculo del Dios vivo. Él me ha creado, me ha escogido, ha venido a habitarme, porque tenía necesidad de mí. Ahora que habéis aprendido cuánto os ama Dios ¿hay algo que sea más natural para vosotras que pasar el resto de la vida en irradiar este amor?
Ser verdaderamente cristiano es acoger plenamente a Cristo y llegar a ser otro Cristo. Es amar como somos amados, como Cristo nos ha amado en la cruz.»
Madre TEresa de Calcuta